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spaña no es un país homófobo, es la frase que escuchamos a menudo cuando los colectivos LGTIBQI+ reclaman nuevos derechos... o que se respeten los existentes. En un contexto en el que debates ya superados como el matrimonio y la adopción de personas del mismo sexo se mezclan con nuevos enfrentamientos, ¿es realmente España ese paraíso en la tierra para el colectivo?
Diversos informes internacionales nos dan un pequeño baño de realidad. No somos un país con políticas homófobas ni una situación que ponga en riesgo la vida de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales o interesexuales. Pero sí registramos un importante estancamiento en los baremos internacionales, combinado con una serie de no-coberturas legales y de un clima al que pueden afectar los discursos del odio lanzados desde tribunas, púlpitos y redes sociales.
Aprobado en ILGA, pero...
ILGA es la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex, una federación que congrega a más de 1.500 organizaciones civiles de más de 150 países. Tiene estatus consultivo en las Naciones Unidas y, desde 2009, produce el informe anual Rainbow Europe en colaboración con la Unión Europea.
2021, en la media
En el último informe Rainbow Europe, España se sitúa como el 8º país, entre los 49 estudiados en toda Europa, con mayor respeto a los derechos y colectivos LGTBIQ+. Destaca en las categorías Espacios en la sociedad civil y Familia, pero suspende en Reconocimiento legal de género e integridad corporal. En general, la media ponderada sitúa a nuestro país en el 65%, un aprobado alto según los criterios de ILGA Europe.
Haz clic en cada categoría para conocer los datos detallados. El gráfico muestra el peso de las categorías en la puntuación (interior) y la nota obtenida por España (exterior).
65%
8º país
del estudio
Según el informe, la gran asignatura pendiente de nuestro país es la adopción de una ley trans a nivel nacional que reconozca la autodeterminación sin recurrir a requerimientos abusivos (como la esterilización o la intervención médica). Esta ley debería incluir el reconocimiento de un género no-binario o tercer género y eliminar la categorización de las identidades trans como patológicas.
¿Otras áreas de mejora? La prohibición de las terapias de conversión y la introducción de políticas de asilo con menciones específicas a las orientaciones sexuales o expresiones de género.
Profundizaremos en estos aspectos en los diferentes episodios de España (no) es homófoba.
Sin evolución desde 2011
Para muchos, la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005 fue el fin de la España homófoba. Sin embargo, el aprobado con bien alto de ILGA no solo nos avisa de que hay trabajo por hacer. Si lo comparamos con las notas obtenidos por nuestro país en los últimos 10 años, vemos que la evolución ha sido prácticamente inexistente.
Haz clic en cada año para acceder a su espacio en ILGA.
Como vemos, en 10 años España ha bajado un 5%, con el hito del 73% en 2014 y el mínimo, del 61, en 2019. Esto nos permite precipitar algunas conclusiones, pero también nos deja preguntas. ¿Por qué no avanza España en este ranking? ¿Se han endurecido el mismo conforme la reclamación de derechos se ha ido dando por hecha a nivel europeo?
Sí, y no. El informe Rainbow es cada vez más exigente puesto que, entiende, las políticas sociales deben avanzar, en lugar de retroceder. No obstante, es cierto que en nuestro país la legislación sobre diversas materias LGBTIQ+ ha quedado reducida a diversas leyes autonómicas, que se antojan insuficientes ante un crecimiento del discurso político del odio.
En España (no) es homófoba, buscamos las razones de este no-avance de España en la protección y el reconocimiento de los derechos LGBTIQ+.
¿Qué nos dice la Unión Europea?
La Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), con sede en Viena, proporciona a los responsables de la toma de decisiones nacionales y de la UE asesoramiento independiente, contribuyendo así a que la creación de debates, políticas y legislación en materia de derechos fundamentales sea mejor informada y más específica.
Publica diversos estudios anuales, y en su A long way to go for LGTBI Equiality (Un largo camino para la igualdad LGTBI), una encuesta realizada a más de 140.000 participantes en 2019, podemos encontrar algunas de las causas que llevan a nuestro país a situarse en el bien alto, pero aún lejos del notable, que asigna el Rainbow Europe de ILGA. Como curiosidad, el propio FRA destaca las escasas variaciones entre esta encuesta y la anterior, realizada en 2012, en el total de países europeos.
En este artículo interactivo de España (no) es homófoba, nos centramos en las dificultades o diferentes experiencias que viven los homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales en su día a día. Utilizamos el plano de una ciudad media española (en este caso, Granada) para mostrar los diferentes escenarios y situaciones a los que se enfrentan los participantes españoles en la encuesta. Haz clic en cada uno de estos lugares para conocer la situación a fondo.
Vamos al colegio, donde el 49% de españoles LGTBIQ+ habría sido discriminado por su orientación/identidad. De ellos, más de la mitad, de forma reiterada.
¿Una cerveza? El 25% de españoles LGBIQ+ se ha sentido discriminado en un lugar de restauración.
¿Das la mano a tu pareja por la calle? El 48% de españoles LGTBIQ+ lo evitan por miedo.
Un 15% de españoles LGTBIQ+ ha sentido discriminación por parte del personal médico o sanitario.
¿Llevar compañía a la cena de empresa? El 25% de españoles LGTBIQ+ está dentro del armario en el trabajo, el 51% para sus jefes. El 20% se han sentido discriminados por su condición.
Un 91% de las agresiones LGTBIQ+fóbas no son denunciadas en España. Entre las principales razones "no me tomarían en serio" o "no cambiaría nada".
El 6% de españoles LGBTIQ+ estarían completamente dentro del armario.
Hogar... dulce hogar. Solo el 26% de españoles LGTBIQ+ son completamente abiertos sobre su orientación o identidad sexual en casa.
Rainbow Report (ILGA)
A long way to go for LGTBI equiality (FRA)
Conclusiones
Es habitual que hablemos u oigamos hablar de España como un paraíso LGTBIQ+ y, en cierta medida, tenemos la suerte de vivir en un país donde los derechos de lesbianas, gays y bisexuales, parecen asentados y comúnmente aceptados. Donde existen debates entorno a la Ley Trans y, además, cada vez se oyen más voces que hablan de géneros no binarios, intersexualidad, e incluso asexualidad. Sin embargo, corremos el riesgo de caer en la ensoñación de que a derechos conquistados, derechos asegurados. De que el matrimonio entre personas del mismo sexo puso fin a los problemas del colectivo. De que el propio colectivo es uno, con problemas siempre comunes y situaciones similares. Y, con todo ello, corremos el riesgo de caer en una falacia, la de un país en el que no queda nada por hacer en materia de derechos LGTBIQ+. Un campo de cultivo para discursos del odio, falsas acusaciones por disfrutar de beneficios que otras personas dan por sentados, o pérdida de conciencia sobre lo que queda por conseguir y sobre las personas que enfrentan mayores dificultades dentro del colectivo, como pueden ser menores, trans o intersexuales.
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