El caso de Nadia Nerea fue muy sonado, no solo por la enfermedad de la menor sino por el increíble eco mediático del caso y de su posterior rectificación. Medios engañados que habían engañado, personas engañadas que habían donado, y una niña cuya enfermedad pasaba de ser lamentada a ser puesta en duda en solo unos días.
Unos años después, en el verano de 2017, los atentados de Barcelona y Cambrils conmocionaron al país y a todo occidente. Sin embargo, el complejo momento político por el que atravesaban Cataluña y España dio lugar a un duelo plagado de noticias, contranoticias, investigaciones, contrainvestigaciones, acusaciones y contraacusaciones. Desde una policía autonómica que no había hecho nada para evitar los atentados hasta un Cuerpo Nacional de Inteligencia que mantenía a sueldo a su principal cabecilla. Papeles, avisos y ocultaciones que enfangaron la comisión de investigación política y el debate público durante meses... y años.
En el caso de Nadia, la publicación original en el medio El Mundo aquejaba una importante falta de fuentes desde un primer momento. Ello no evitó que multitud de medios nacionales e internacionales se hicieran eco de la noticia. Aquí nos encontramos ante dos fenómenos: las carencias de la publicación original y las de la reproducción posterior. Entre todas las publicaciones de y tras los atentados, una de las más destacadas fue ‘La verdad sobre el imán de Ripoll”, del periodista Carlos Enrique Bayo para Publico.es. Una investigación ignorada deliberadamente por unos medios y contestada por otros.
Para empezar a analizar estas informaciones con criterios similares, he creado esta tabla adaptando los criterios de Hunter (2013). La misma recoge información sobre el origen de la historia, las posibles motivación e hipótesis de la historia, las fuentes principales, otras fuentes, la estructura y el control de los datos y la investigación que parece haberse aplicado.
Caso 1: Una reflexión sobre la historia de Nadia
Con el artículo original de El Mundo, podríamos completar nuestra tabla de la siguiente manera:
Desde un primer momento, observamos una grave falta de chequeos que el periodista reconoció posteriormente en su carta de disculpa: “varios datos que me contó Fernando y que -a diferencia de otros aspectos- no corroboré como debía”. Unas líneas antes, ya asegura que en en el pasado le presentaron una carpeta llena de documentos aclaratorios que “en su día miré”, pero que no parece haber registrado. La información se basa exclusivamente en fuentes personales, las de los padres de Nadia, y en la comprobación in situ de la situación de la niña y de la familia, al menos de forma aparente. En el original, el periodista demuestra también una implicación bastante personal, que se refleja tanto en la redacción como en el propio activismo que ejerce sobre la causa. Los párrafos finales, en los que pide dinero para la familia de la niña, se unen perfectamente con la narración, presente en la carta de disculpa, de un compañero “que iba a mover la historia en redes”. Todo parece virar hacia un activismo social hecho desde el periodismo. Algo a lo que no tenemos por qué poner pegas, siempre y cuando no falte al rigor como parece haberlo hecho el periodista.
Las malas prácticas del trabajo inicial no impidieron su rápida difusión en medios. ¿Por qué? Por un lado, parte de la historia había sido contada ya en diversos medios, por lo que la publicación de El Mundo venía más a ampliar y confirmar el caso. De la misma forma, el que fuera publicado por un medio de primer nivel en el país daba cierta validez a la información, especialmente de cara a medios internacionales que no conocían la situación concreta del caso. Hay una tercera causa: se trataba de una historia jugosa, especialmente para el periodo navideño, y con gran impacto popular. Por lo tanto, parecía difícil que los medios masivos no la cubrieran, y la forma mayoritaria de hacerlo fue contando con las mismas fuentes y la misma información.
Aquí encontramos, para cerrar esta reflexión, el reportaje de Hipertextual que desmiente o contextualiza las exageraciones de la información. Si aplicamos la misma tabla que en al original…
Como vemos, la información ha sido contrastada con expertos, parece haberse dado cierto derecho a de réplica sobre la marcha a los familiares, contando con su testimonio, y se ha hecho uso de varios datos y fuentes oficiales. Con ello, y pese a que el artículo que desmiente no es quizá el mejor ejemplo de periodismo de investigación (podemos sacar peros a la redacción y la estructura de la historia, a cómo deja la situación de Nadia en el aire, o a parte de vocabulario utilizado), el circuito que sigue la información es mucho más certero y adecuado.
Caso 2: Una reflexión sobre el CNI y el imán de Ripoll
Como hicimos con el caso anterior, vamos a empezar aplicando nuestra tabla inspirada en Hunter (2013). Veremos que esta investigación es más compleja que las anteriores, por los que tabla nos ayuda a simplificarla pero nos hace perder información:
Sobre el papel, podemos ver que la investigación surge de un aviso (es referido brevemente en una de las publicaciones) y entendemos que su razón de ser parece el interés público. La hipótesis es más compleja, ya que hay ligeras variaciones entre las diferentes publicaciones, pero la hemos centrado más en cómo el CNI trata de ocultar su vinculación con Abdelbaki es Satty que en cualquier otra idea que pueda incitar a la conspiración. Las teorías surgidas a raíz de la investigación fueron, de hecho, usadas contra el propio medio y el periodista y rechazadas por este último en varias ocasiones, incluida en intervención ante el Parlament de Cataluña. En lo que respecta a las fuentes, aunque el reportaje presenta varios recortes de documentos supuestamente pertenecientes al CNI, la credibilidad parece recaer más en las fuentes personales del periodista, fuentes no atribuidas y supuestamente implicadas en el propio cuerpo nacional de inteligencia. La excesiva dependencia de estas fuentes -cuya protección es esgrimida con frecuencia- y la imposibilidad de verificar las documentales son otra de las grandes bazas de determinados medios contra la investigación.
Hay un tercer aspecto de crítica, que quizá resume la postura poco templada que se mantuvo en su día contra la investigación, y que Eldiario.es resume en su crítica-respuesta. Y es que los titulares parecen, cuanto menos, atrevidos. Leyendo la documentación compartida y los propios artículos de la investigación, no resulta fácil extraer la conclusión de que “El cerebro de la masacre de Las Ramblas fue confidente del CNI hasta el día del atentado”. El texto afirma que Es Satty fue borrado del registro de Inteligencia el día posterior al atentado, y que hasta el mismo día los terroristas estaban bajo el ojo del CNI. Sin embargo, no es capaz de probar la existencia de confidencias entre el imán y el cuerpo estatal. El segundo titular, “El CNI escuchaba los móviles de los asesinos de Las Ramblas cinco días antes de la matanza”, se basa en una cita concreta a uno de los documentos apartados, de los que puede extraerse que Inteligencia conocía la forma en que hablaba uno de los terroristas. El resto de información podría haber sido obtenida con vías de intervención menos invasivas sobre los móviles de los supuestos sospechosos. Por último, el titular “El CNI fichó a Es Satty en 2014 a cambio de no ser deportado y le ayudó a ser imán en Ripoll” vuelve a ser muy concreto pese a no poder aportar pruebas que demuestren las 3 aseveraciones: que Es Satty trabaja para el CNI desde 2014, que lo hace para evitar ser deportado, y que Inteligencia le ayudó a limpiar su historial para poder ser imán. De nuevo, la investigación recoge evidencias, algunas intuibles en los documentos, la mayoría atribuidas a fuentes en los cuerpos de seguridad o el CNI sin ninguna atribución. Sin embargo, ninguna de estas evidencias nos llevan a poder verificar tres titulares tan rotundos y con tantas consecuencias. Esto, si bien no tiene que reflejar una mala praxis periodística, sí deja entrever una falta de responsabilidad del periodista y el medio.
Referencias
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Hunter, Mark, [ed]. (2012). The global investigative journalism casebook. UNESCO. Paris. ISBN 978-92-3-001089-8
Hunter, Mark. (2013). La investigación a partir de historias: manual para periodistas de investigación. UNESCO. Uruguay. ISBN: 978-92-3-304189-9.
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Noticias propuestas en la PEC.
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